Mientras mi amiga se probaba cosas y nos las mostraba a las que la habíamos acompañado, esperando nuestra aprobación, yo, resignada, me senté en un costado a rezar que me fuera leve, cuando, de repente, lo ví. Y fue en ese momento que la frase "amor a primera vista" cobró sentido por primera vez en mi vida. Tenía hasta la altura perfecta para mí (convengamos que la mayoría de sus antecesores habían sido muy altos para mi gusto). Enseguida por mi cabeza empezaron a cruzarse flashes de cómo sería mi vida con él, y poco me importó la voz de fondo de mi amiga, pidiendo mi punto de vista sobre cómo le quedaba eso que se probaba. No, negra, dejame soñar en paz...
Indefectiblemente, después de unos minutos de babeo contínuo, tuve que volver a la realidad y así se terminó... O eso creía yo.
Enamorada, le conté a las que estaban conmigo, pero poco expresaron. Llegué a casa y, como si tuviera quince otra vez, le conté a mi padre Viejo, me enamoré. Obviamente, sólo recibí respuestas irónicas (después de todo, a alguien de mi familia tuve que salir). Y así pasaron días, pero su imágen seguía en mi cabeza y, como siempre que me enamoro, hasta que no me saco las ganas, no paro de soñar despierta... Hasta que mi padre me hizo bajar a tierra, argumentando que no hacía mucho me había enamorado y me había dolido más de lo pensado, así como a él también*, por lo que era mejor dejar al corazón tranquilo por un tiempo.
Todo marchó tal cual lo pautado, hasta que el 19 de noviembre iba por el centro y lo volví a ver; fue un cruce breve, pero que me hizo delirar otra vez. No conforme con esto, llegué a casa y le conté a mi padre lo sucedido. Discusión mediante, accedió.
A qué? Simple.
Accedió a comprármelo:
.
El par de zapatos que me quitó el sueño durante varios días y que no me canso de mirar.
Una de las pocas cosas que despiertan mi lado Minitah.
* Entiéndase que cometí el grave error de comprarme un par con un taco que no soporto durante mucho tiempo, por lo que, a mí me duelen los pies y a mi viejo el bolsillo.