A veces me gusta estar sola. Otras, no puedo pasar ni siquiera un minuto en silencio porque me deprime. A veces agradezco los regalos simples. Otras veces hago una mueca de agradecimiento, cuando en verdad pienso "Para darme éso, no me hubieses dado nada". A veces -pocas- no tengo ganas de comer nada y me puede durar bastante tiempo. Otras, me pregunto cómo puede entrarme tanta comida. A veces -contaditas- me gusta quedarme un sábado a la noche mirando películas y comiendo golosinas. Otras, no veo la hora de empezar a arreglarme para irme a donde me lleve la vida. A veces siento que estoy remándola sola, que nadie siente como yo. Otras, veo que al lado hay gente que, si bien no puede compartir las mismas situaciones que yo, vive otras igual de importantes y la pelea con uno. A veces soy superficial y aspiro a un morocho de ojos claros que me dé hijos lindos. Otras, sólo quiero un flaco que haya madurado, pero tenga sentido del humor y sepa divertirme. A veces mi lado maduro asombra a más de uno. Desafortunadamente, otras veces que resultan ser la mayoría, asombra la capacidad de decir boludeces que tengo. A veces busco que me enseñen. Otras, me encanta agarrar de la mano a alguien y mostrarle cómo son las cosas, o cómo nunca van a ser. A veces escucho ACDC y deliro. Otras, escucho Pei Pa Koa y pongo mi mente en stand by. A veces pienso que todo esto de pensar siempre con optimismo no va a cambiar la realidad. Pero muchas otras tantas sé que voy a llegar lejos no siendo una persona pesimista. A veces sale la tímida de mí; ésa que se pone colorada cuando el flaco que le gusta le habla. Otras, con un poco de alcohol en la sangre, salgo con el plan de sonrojar -que pocas veces he concretado, pero bueno-. A veces me agarra la locura y borro todas las canciones lentas. Otras, me vienen ganas y canto Camila a gritos (listo, lo confesé). A veces borro todas las canciones de Oasis porque cada una me trae recuerdos. Pero otras no aguanto, las extraño mucho y las vuelvo a bajar. A veces, estando con él, me sonríe y pienso "Así le sonreirá a tantas otras más...". Pero otras pienso que esa sonrisa va para mí solamente y vuelven esas esperanzas del orto, porque sí señora, sí señor, yo también me enamoro con estupideces, aunque no lo parezca.

Mierda. Estoy llena de contradicciones y acabo de darme cuenta que escuchar tanto Cuentos Borgeanos me pega para el lado sentimental.